Y ahí llegaste
del soplo de quién sabe dónde
me rajaste mis ojos de vidrio
me abanicaste el alma con brisa de soldar
me dejaste un suspiro que no alcanza, ni sobra
Ahora tu lluvia me limpia de aquella sangre
andante.
Me quiere dar alas
me las pongo
son un tanto pesadas
habría que sacarles el polvo
habría que lavar la salvia muerta de aquella rama
cambiarle de nombre
tenderle una trampa
Dejarlas volar limpias hasta que no pesen
no sean
no haga falta verlas existir.
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